Por Haydé Escalante

“Cuando los mexicanos ya no crean en nada, seguirán arraigándose a su creencia por la Virgen de Guadalupe. “ Octavio Paz

La cultura mexicana está muy arraigada a sus orígenes católicos desde los tiempos de la conquista.  Hay una figura religiosa e histórica que los mexicanos se adjudicaron como parte de sus raíces y la cual guía el porvenir de la sociedad. La Virgen de Guadalupe (una variación de la Virgen María)  es un resumen de lo que es México: una mezcla de lo nuevo y lo viejo, el conquistado y el conquistador, el rico y el pobre.

La Virgen de Guadalupe es la santa patrona del país y su imagen se puede ver en todas partes, desde en el rosario de un taxista hasta en un pintura en el mercado del sábado.  El 12 de Diciembre es su día y a lo largo  del país se llevan a cabo fiestas para celebrarla y rendirle tributo. Si te encuentras de visita en México durante estas fechas verás peregrinaciones con cientos de asistentes, los cuales tendrán antorchas que iluminarán su travesía de varios de kilómetros.

Dichas peregrinaciones demuestran la devoción que se le tiene a la Santa Patrona y suelen realizarse cuando algún individuo realiza alguna promesa personal a la Virgen; completar la andanza significa el agradecimiento por alguna petición que  hayan encomendado y se haya realizado. La peregrinación suele terminarse el 12 de Diciembre con una celebración masiva llena de música, comida y alegría.

Algunas personas realizan dichas caminatas descalzos para rendirle tributo a Juan Diego, el campesino indígena al que se le apareció la Virgen de Guadalupe y al cual le dio instrucciones para construir una iglesia para los creyentes, la cual ahora se ha convertido en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.

Desde su aparición en 1531, la Señora de Guadalupe se ha convertido en parte importante de la identidad mexicana y se convirtió en símbolo de la libertad del mexicano al ser elegida como imagen de la Independencia del país.

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